domingo, enero 20, 2008

Una puesta de sol


una puesta de sol



"¡Ah, principito!, cómo he ido comprendiendo lentamente tu vida melancólica! Durante mucho tiempo tu única distracción fue la suavidad de las puestas de sol. Este nuevo detalle lo supe al cuarto día, cuando me dijiste:

-Me gustan mucho las puestas de sol; vamos a ver una puesta de sol…

-Tendremos que esperar…

-¿Esperar qué?

-Que el sol se ponga.

Pareciste muy sorprendido primero, y después te reíste de ti mismo. Y me dijiste:

-Siempre me creo que estoy en mi casa..

En efecto, como todo el mundo sabe, cuando es mediodía en Estados Unidos, en Francia se está poniendo el sol. Sería suficiente poder trasladarse a Francia en un minuto para asistir a la puesta del sol, pero desgraciadamente Francia está demasiado lejos. En cambio, sobre tu pequeño planeta te bastaba arrastrar la silla algunos pasos para presenciar el crepúsculo cada vez que lo deseabas…

-¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces!

Y un poco más tarde añadiste:

-¿Sabes?... Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol.

-¿Estabas, pues, verdaderamente triste el dia de las cuarenta y tres veces?

El principito no respondió."


El Principito Saint Exúpery

Imagen Elena de San Telmo

sábado, enero 05, 2008

Perdida en el shopping

perdida  en el shopping




El maniquí sonreía a la gente, un brazo levantado tras la nuca hacía resaltar la curva de los senos perfectos.



Como una diosa alada la modelo se sostenía en el aire,
los diminutos pies apenas rozando el piso y un halo de gracia hacía vibrar la seda etérea de la falda.


Una mujer perdida en el shopping quiso encontrarse en el espejo de esa vidriera. Al fin de cuentas “se lo merecía”, así que entró decididamente al local.


Haciendo toda clase de malabarismos se sacó la ropa que quedó en el suelo junto al bolso y los anteojos. El probador era un espacio reducido, con una cortina escuálida que apenas alcanzaba a cubrir las apariencias.


Se miró lentamente en el espejo, esta vez de a poco, un tanto recelosa, en el rincón un manojo de trapos - su ropa- y en la mano izquierda ese vestido nuevo con etiquetas de colores.


En vano fue buscar aprobación en la mirada inquisidora de la vendedora, una chica delgadísima y antipática, mientras se embutía en esa prenda con movimientos torpes.


El ojo crítico se posó en sus muslos, en el trasero, la desnudaba con gesto obsceno y prepotente; hasta su propia mirada en el espejo le devolvió una mueca de reprobación.


Se fue sin mirar atrás, hacia la calle.


La recibió el sopor caliente y húmedo del verano porteño,
en ese espacio inm
enso y lleno de la gran ciudad,
caminó siguiendo la corriente.... como to
dos.
En Buenos Aires.


Fotografía y Texto"Perdida en el shopping" Elena de San Telmo.

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TitaMerello : "Se dice de mi...Se dice que soy fea......"