Esperar, partir, andar,
Si en Penélope, Serrat
pinta genialmente la espera de algo, que jamás volverá a ser lo mismo, plasmada en ese reloj infantil detenido, en Pueblo Blanco insta a
no esperar mañana lo que no se dio ayer. Algo de Penélope
se filtra en Pueblo Blanco, algo de Pueblo Blanco se vislumbra en
Penélope.
Lienzos trazados poéticamente en estas dos canciones como la imagen de lo fantaseado y lo detenido en la mirada de esas muchachas espiando tras los visillos en Pueblo Blanco y esos ojos tristes de Penélope que a fuerza de esperar, parecen brillar.
Cuando escucho Pueblo Blanco imagino un hombre joven que irrumpe en la monotonía de un pueblo donde nacer y morir es indiferente. He leído que alguien hizo una analogía entre este pueblo y un cementerio blanco. Me pregunto si el estar muerto en vida se presentifica en la palabra “indiferente”, ya que no hay nada que esperar más que lo previsible, lo continuo, sin marcas de diferencia.
En Pueblo Blanco se da un movimiento inverso a lo continuo de la espera del pasado imposible de Penélope. La singularidad de Pueblo Blanco es que ese hombre joven, que yo imagino, intuye como iniciar su propio y enigmático camino, un camino en el cual construir su propia identidad “toma el camino del pueblo hebreo”, tal vez en busca de una utopía, tal vez quién sabe qué esperanza. Es un acto en suspenso, una búsqueda de libertad del que está muerto por estar en cautiverio pero no en tanto sujeto deseante.
Fotografía y texto Elena de San Telmo- Elena Bravo.
Lienzos trazados poéticamente en estas dos canciones como la imagen de lo fantaseado y lo detenido en la mirada de esas muchachas espiando tras los visillos en Pueblo Blanco y esos ojos tristes de Penélope que a fuerza de esperar, parecen brillar.
Cuando escucho Pueblo Blanco imagino un hombre joven que irrumpe en la monotonía de un pueblo donde nacer y morir es indiferente. He leído que alguien hizo una analogía entre este pueblo y un cementerio blanco. Me pregunto si el estar muerto en vida se presentifica en la palabra “indiferente”, ya que no hay nada que esperar más que lo previsible, lo continuo, sin marcas de diferencia.
En Pueblo Blanco se da un movimiento inverso a lo continuo de la espera del pasado imposible de Penélope. La singularidad de Pueblo Blanco es que ese hombre joven, que yo imagino, intuye como iniciar su propio y enigmático camino, un camino en el cual construir su propia identidad “toma el camino del pueblo hebreo”, tal vez en busca de una utopía, tal vez quién sabe qué esperanza. Es un acto en suspenso, una búsqueda de libertad del que está muerto por estar en cautiverio pero no en tanto sujeto deseante.
No hay mayor tristeza que no
imaginar caminos diferentes, no hay mayor desgracia que no sentir el deseo que
nos punza, no hay nada que hacer cuando nos detenemos. Ésta es la abismal
distancia entre el joven de Pueblo Blanco y Penélope.
Exiliados de nuestra propia existencia sólo nos queda la vida y esa nostalgia del no regreso.
Hay caminos, caminitos y
senderos. Hay encrucijadas, bifurcaciones y pasajes que al final no conducen a ninguna
parte, la elección es constante y el deseo es un enigma ” Todo
pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar”....
Fotografía y texto Elena de San Telmo- Elena Bravo.